domingo, 16 de enero de 2011

ÍNDICE


CANCIÓN DE AUTOR, POESÍA Y UNIVERSIDAD.
Por Román López Cabrera.

ÍNDICE:

01.- INTRODUCCIÓN.
                -El Porqué.

02.- INVESTIGACIÓN.
                - LA CANCIÓN DE AUTOR EN ESPAÑA (Padres y Madres).
                - La Canción de Autor y La Poesía.
                - La Canción de Autor y la Universidad.
                - LA CRISIS DE LOS 80, DÉCADA DE LOS 90 Y LAS NUEVAS GENERACIONES (Hij@s).

03.- PRESENTACIÓN DE MI PROYECTO.

04.- VIABILIDAD DEL PROYECTO.

CANCIÓN DE AUTOR, POESÍA Y UNIVERSIDAD. Por Román López Cabrera.

CANCIÓN DE AUTOR, POESÍA Y UNIVERSIDAD.
Por Román López Cabrera.

Joan Manuel Serrat.
 “Uno forma parte de lo que pasa y tiene capacidad y obligación de modificarlo: el presente colectivo se puede modificar siempre. Hoy también. Lo de ahora mismo lo miro como algo que me afecta, procurando que el cinismo no me gane más espacio del que necesariamente ha de tener para no morirme de angustia. Creo todavía en el compromiso. He creído toda mi vida y no renuncio a esa idea de que el hombre es el amo de su futuro. El compromiso es libertad. La gente descubrimos la complejidad de la vida a medida que se avanza.” (Reflexión de Joan Manuel Serrat en Serrat y su época: Biografía de una generación. De Margarita Revière).

01.-INTRODUCCIÓN. El Porqué:

01.-INTRODUCCIÓN.

El Porqué:

Román LC. 2010. Foto de J. Fenoll.
Todo empezó una noche entre semana, en mis primeros años de instituto, viendo un capítulo de la serie de televisión Cuéntame cómo pasó… En un momento dado, un actor vestido de pantalones de campana y americana, pecas postizas y una corta y descuidada melena, con un pie sobre una silla y una guitarra entre las manos, parecía interpretar a un tal Lluís Llac; éste actor, en la piel de el tal Llac, explicó el significado de la canción que a continuación interpretaría a modo de playback una canción titulada La estaca. Yo me encontraba acostado y, de pronto, el adolescente impulsivo, antifranquista y coleccionista de imágenes del CHE, se incorporó de golpe para prestar atención a esa letra que, desde finales de los años 60 recorrió el mundo proclamando aquello de “Si tu l’estires fort per aqui, i jo l’estiro fort per allà, segur que tomba, tomba, tomb! I ens podrem alliberar!”. A la mañana siguiente me apresuré a buscar a este tal Lluis Llac, para descubrir no sólo que su nombre era Lluís Llach (y no Llac) y aquella canción que la noche anterior me había dejado perplejo a mis apenas 11 o 12 años, L’estaca, sino para descubrirme al mismo tiempo dos mundos nuevos que para mí habían estado cerrados y que nunca creí, hasta apenas entrada la adolescencia, que algún día pisaría: El mundo de los cantautores, y el de los poetas (Mundos que como descubriría, formarían parte el uno del otro, cuando no eran, cuanto menos, el mismo).

A partir de ahí el fenómeno fue imparable: Víctor Jara, Aute, Raimon, Ovidi Montllor… pero el detonante fue Barcelona, Gener 1976, de Llach, concierto mítico y definitivo, junto con el Recital de Madrid de Raimon, en la discografía de la canción protesta en España. Pero hubo otro personaje crucial en mi unificación con la poesía: Paco Ibáñez, quien allegó a mis oídos toda la poesía que hasta la fecha ni me había parado a intentar leer.
Nueva Orden (Román LC y Aron dübH), 2010.


Como parte del estudio de mi introducción en este mundo, que a su vez contiene los dos mundos ya nombrados, es curioso percibir el carácter cíclico de mi recorrido: Gracias a la canción de autor, comencé a fijarme en el carácter poético que envolvía esas canciones, de ese modo, y sin haber leído un libro de poesía en mi vida, escribí mi primer libro de poemas; a partir de ese libro, que llevaba carácter e impronta heredados de la canción protesta de los años 70 de la que procedía, además, cercano a las letras de punk rock de grupos como La Polla Records, Ska-P o Reincidentes, y que tenía el título de Revolución Poética, el poder de una rosa, inicié una larga andadura escribiendo e incluso publicando poesía y sin atreverme a coger una guitarra para afrontar eso que sin quererlo, quise el primer día que escuché el Barcelona, Gener 1976; poner un pie sobre una silla proyectar con la garganta lo que mi colchón, mi base de poesía acumulada durante seis años, me pedía proyectar. Así, en 2009 tomé clases de guitarra y comencé a dar algún concierto con el guitarrista del grupo de rock en el que toco la batería, Appulse (antes IlluminatI). De ese modo, se cerraba el círculo abierto tantos años atrás: Gracias a la canción de autor me lancé a la poesía, y gracias a la poesía, retorné a la canción de autor. Todo esto me parece necesario para entender todo aquello que me impulsa y que me mueve a abrazar el género de cantautores y querer hacer el proyecto que más tarde propondré.
No obstante, para entender el fenómeno de la canción de autor en España, es preciso hacer un estudio sobre el fenómeno y sus motivaciones, implicaciones, dificultades, altibajos y circunstancias.

02. INVESTIGACIÓN: LA CANCIÓN DE AUTOR EN ESPAÑA (Padres y Madres):

02. INVESTIGACIÓN:
LA CANCIÓN DE AUTOR EN ESPAÑA (Padres y Madres):

Resumiendo y simplificando el fenómeno, y exceptuando algunos cantautores de toda España que ya en los años 50 cantaban el folclore de su región, el verdadero fenómeno nació a mitad de los años 60 en Cataluña, con lo que no tardaría en denominarse La Nova Cançò. Se trataba de un movimiento cultural que enmarcaba el nacimiento de un gran número de cantautores y cantautoras (conjuntos, en su mayoría, al menos en sus inicios), como Raimon, el verdadero veterano y guía de la Nova Cançò, estandarte y signo de admiración, cantando canciones para un pueblo ansioso de actos de rebeldía y de libertad.
Els Setze Jutges.
Los conciertos de Raimon se convirtieron en uno de los primeros actos político-culturales, verdaderos mítines de resistencia. Gente como Miquel Porter o Josep Guardiola, ya cantaban en esta época, pero, junto a Raimon, fueron las agrupaciones de nuevas voces que comenzaron a surgir no sólo en Cataluña, sino a lo largo de todo el país, con unas fuertes proclamas de de afirmación de la identidad, y es que Cataluña era víctima de una dura represión por parte de la dictadura franquista, que parecía tener una necesidad imperiosa de reducir sus costumbres, su cultura, su lengua, su folklore, y en resumen, su identidad, su vida. Así, grupos como Els Setze Jutges dieron una respuesta clara que el público catalán recibió con agradecimiento, gracias a un claro manifiesto de intenciones implícito en aquella unificación de tradición, frescura y modernidad. El Setze Jutges, “Dieciséis autores e intérpretes que, a falta de una infraestructura para moverse por las latitudes y longitudes de los Países Catalanes, daban recitales juntos.” (Cantautores en España, por Jordi Turtós y Magda Bonet).
Lluís Llach.
                El seno de los Setze Jutges llegó a albergar a Miquel Porter i Moix, Remei Margarit, Josep Maria Espinàs, Delfí Abella, Francesc Pi de la Serra, Enric Barbat, Xavier Elies, Guillermina Motta, Maria del Carme Girau, Martí Llauradó, Joan Ramon Bonet, Maria Amèlia Pedrerol, Joan Manuel Serrat, Maria del Mar Bonet, Rafael Subirach, y el que sería el juez número 17, un joven estudiante de Económicas del Ampurdán, Lluís Llach. Éste fue uno de los pocos que no solo consiguió iniciar carrera profesional y ser conocido en todo el territorio español y parte del extranjero, sino que, al igual que Joan Manuel Serrat, también traspasó las fronteras de la transición, resistiendo a los 80 y su caída en picado para los cantautores, sobreviviendo a los 90 y pasando el milenio con excelente saludo profesional. No obstante, Llach sí dejó de forma oficial el mundo de los escenarios en 2007, mientras que Serrat continúa en la industria. Pero también estaba, por ejemplo Maria del Mar Bonet, quien alcanzó la fama en aquellos primeros años y ha conseguido mantener ese respeto merecido que se ganó con canciones como Què volen aquesta gent? De Lluís Serrahima, y gracias a su defensa de la cultura y tradición mallorquina (además popularizó la canción La balanguera, poema de Joan Alcover i Maspons, musicalizado por Amadeus Vives, hasta que en 1996 pasó a ser himno de Mallorca); o Pi de la Serra, quien a pesar de ser uno de los mejores letristas, y de su ironía y humor satírico y mordaz, no llegó a cuajar como fenómeno de masas constante, y su carrera ha sido, por lo tanto, irregular.
Pablo Guerrero.
                No obstante, pronto se repitió el modelo por toda España, y sobre todo en los extremos que, como Cataluña, recibían un asedio anticultural a diario: Voces Ceibes en Galicia, Aguaviva (1970) o Jarcha (1973) en Andalucía, o Al Tall en tierras valencianas (aunque posteriores, en 1975).  Lo cierto era que cantautores (bien agrupaciones como Els Setze Jutges o solitarios como Raimon) inquietos habían comenzado a sembrar la semilla de la disconformidad en lo más profundo del sentimiento obrero y estudiantil, y el fenómeno produjo una oleada no menos memorable de cantautores que bien tomaron la tosquedad pero contundencia de mensaje de Raimon, como Adolfo Celdrán, o bien experimentaron en la musicalidad y la riqueza poética como Pablo Guerrero.
                En el País Vasco Mikel Laboa, Benito Lertxundi, o Imanol; Massiel, Manolo Díaz y Luis Eduardo Aute formaban la élite lo que se llamó La Nueva Canción Castellana, pero a diferencia del calado y la repercusión que pudieran tener por separado, la agrupación en sí no alcanzó ni por asomo a la Nova Cançò. Algo más de relevancia tuvo la agrupación Canción del Pueblo; Luis Pastor comenzaba sus andanzas por libre, intachable e incorruptible, al igual que el poeta Pablo Guerrero, “otro hombre que bailaba su propia danza, se distanció desde un principio e hizo del compromiso una actitud que todavía hoy perdura. Un carácter cerrado y solidario, digno del mundo rural que le vio crecer, más su intransferible magia personal, convirtió a Pablo Guerreo en un poeta de la canción en toda regla. No ha traspasado los umbrales de la fama, pero ha cultivado una ilusión y una creatividad en alza.” (Cantautores en España, por Jordi Turtós y Magda Bonet).
                A pesar de cantautores y cantautoras que actuaban a diario en televisión y participaban de cánones ye-yés y descomprometidos, la Canción de Autor en España era más bien, Canción protesta. Ésta, en los 60-70 tuvieron una banda sonora compuesta de chispas dentro de una bombona de butano: L’estaca;  Cal que neixin flors a cada instant; El jorn dels miserables; o La Gallineta de Lluís Llach; Diguem No, Jo vinc d’un silenci o Al vent de Raimon; Al alba o Rosas en el mar de Aute; Asturias de Victor Manuel; A cántaros de Pablo Guerrero; Para la Libertad de Serrat (con letra de Miguel Hernández); Canto a la Libertad de Labordeta; Mª del Mar Bonet con Què volen aquesta gent?; y por supuesto,… la voz y guitarra de Paco Ibáñez en los poemas de Alberti y Hernández, A galopar  (Galope), y Andaluces de Jaén (Aceituneros), respectivamente.
Cola para un concierto de Lluís Llach. Años 70.
                Era una época propicia para, cuanto menos, la pulsión musical de la canción de autor: la influencia de la canción que venía de Latinoamérica con los Violeta, Isabel y el resto de hermanos Parra, Atahualpa Yupanki y su lucha por el indio y el campesino, el prolífico e incomparable Silvio Rodríguez, Quilapayún, Inti-Illimani, Daniel Viglietti, Zitarrosa o el verdadero abanderado de la canción de autor latinoamericana, además de creador de los sentimientos más bellos y humanos, el chileno Víctor Jara.
También la canción francesa formó escuela, empezando por Paco Ibáñez, que vivió desde su adolescencia en Francia y llegó a ser descendiente directo del gran Brassens; Jacques Brel, Lèo Ferré y el mismo Georges Brassens fueron los padres de la canción protesta y también satírica franco-española; también los cantautores folk americanos, y venidos también de Gran Bretaña… Simon & Garfunkel, Bob Dylan,… Esto provocó ya desde el incio de la canción de autor española, divisiones entre afrancesados (Llach o Ibáñez), seguidores del country y blues americanos (como Pi de la Serra), de raigambre latinoamericana o también los principalmente autóctonos (Labordeta). Además gente como Jaume Sisa experimentaba con otros estilos, y Pau Riba con el rock progresivo, así como Hilario Camacho buscaba registros más rockeros a lo largo de su carrera musical.
                Pero sobretodo la olla a presión en que se había convertido España, política y socialmente hablando; la represión anti-obrera, las duras respuestas policiales, las contínuas manifestaciones,… Hechos mundiales como la figura del Che Guevara y su asesinato; la masacre obrera ocurrida en Vitoria el 3 de marzo del 76, que inspiró a Llach la cantata orquestal Campanades a mort ; la ejecución al garrote vil que provocó como respuesta, también de Llach, el crudo tema I si canto trist. También el asesinato del ya nombrado Víctor Jara en el levantamiento de Augusto Pinochet contra el gobierno de Allende fue un detonante que dio a los cantautores de España la confirmación de que en esos momentos, más que nunca, debían resistir.
Lluís Llach en el Olympia, 2006.
Además los cantautores y cantautoras españolas tenían en Francia un apoyo, y al mismo tiempo, un modo de difusión y divulgación cruciales: El Olympia. El teatro en que han grabado los más grandes, desde cantautores a los Rolling Stones. El Olympia supuso para los cantautores vetados en España una vía de escape y de conectar con muchísima gente en su situación, exiliados españoles y franceses afines a la izquierda. Los principales cantautores y cantautoras españolas han grabado en su seno, Maria del Mar Bonet, el satírico y mordaz Ovidi Montllor, Raimon en el 66… pero sobretodo los más esenciales fueron Lluís Llach en plena prohibición de tocar en España, en el 73, Pablo Guerrero, alcanzando el máximo exponente en su carrera con el magnífico concierto en dicho teatro y, por encima de todo, el que se sumaría al Barcelona, Gener 1976 de Llach y Recital de Madrid de Raimon en el podio de los directos significantes para la Canción Protesta española: El Olympia de Paco Ibáñez, en 1969. Un memorable concierto que refleja el carácter de los recitales del cantautor valenciano en todo su esplendor: tradición y aire fresco, guitarras clásicas y autóctonas, así como occitanas y latinoamericanas salidas de unas mismas cuerdas, y las voces de decenas de poetas surgidas de una misma boca.
Paco Ibáñez, en el Olympia.
Una actitud heredada del Mayo del 68 francés, estudiantes ansiosos de verdades, ganas de cambiar el mundo, el pie sobre una silla en posición desafiante, de riguroso negro y gran parte del público sentado sobre el escenario en corro a modo de comuna hippie y en hermandad interactuando con el cantautor que ya no es un micrófono unidireccional, sino una convergencia de voces entre público y cantante, una conversación musical.
                 
                Además la canción de autor y la canción protesta se unificaron gracias al fenómeno Joan Manuel Serrat, que partiendo de la tradición y la protesta cultural propuesta por Els Setze Jutges fue capaz de llegar al público juvenil, además de a todo tipo de públicos; tildado de participar del régimen franquista en ocasiones al aceptar moverse en medios populares y de gran difusión, encandiló a la juventud y al público ye-yé, y escandalizó cuando hubo de hacerlo, a quien hubo de escandalizar. Su garbo y estilo sobre el escenario fueron un reclamo, y la calidad musical y poética de sus canciones, además del vibratto de su voz pusieron pronto a este cantautor en la palestra de los grandes. Criticado por los catalanistas como Pi de la Serra, y otros, por su decisión de alternar catalán y castellano, él declaró en varias ocasiones que el castellano es también su lengua, ya que su madre lo hablaba, y él ha mamado de ambas. No obstante es famoso su rechazo a viajar a Eurovisión por no querer cantar en catalán. Además, sus discos Dedicado a Antonio Machado y A Miguel Hernández fueron toda una declaración de intenciones.

La Canción de Autor y La Poesía:


La Canción de Autor y La Poesía:
Paco Ibáñez.
                Como ya he comentado, la canción de autor ha bebido de la poesía, a veces como utensilio, y en otras ocasiones consiguiendo una simbiosis perfecta entre música y palabra. Por desgracia para la poesía, ésta no es un medio popular en demasía, pero por suerte para ella, la música sí lo es, y es que yo debo el 70 % de mi conocimiento y aprendizaje poético a los cantautores y, en concreto a al musicador de los poetas por excelencia; y es que no podemos hablar de la canción de autor y la poesía sin sacar a relucir el papel crucial de Paco Ibáñez. Casi no sabría decirse si Paco es valenciano (como es de nacimiento), vasco, catalán, latinoamericano o parisino, pues, además de haber vivido en la mayoría de estos sitios, ha absorbido como una esponja las enseñanzas de Atahualpa, Brassens,… y ha dedicado su carrera a poner música a los principales poetas del panorama español, latinoamericano… Cernuda, Alberti, Machado, Hernández, Blas de Otero, Neruda, Fanny Rubio, Arcipreste de Hita, Góngora, Quevedo, Lorca, Rubén Darío, José Agustín Goytisolo, Nicolás Gillén, Gabriel Celaya, Jorge Manrique, León Felipe o César Vallejo forman parte de la interminable lista de poetas a los que Ibáñez ha dado voz, además de una gran cantidad de poemas anónimos. Además se rodeó de poetas toda su vida, e hizo giras por teatros de la mano de poetas como Goytisolo y Alberti. Un poema, una canción, alternándose mágicamente las voces del poeta y la del cantante de voz vibrante y de ultratumba.
                Paco popularizó y convirtió en himno jornalero el poema Andaluces de Jaén (Aceituneros) de Miguel Hernández, pero también Jarcha hizo una popular versión; Alberto Cortez fue de los primeros en poner música al poeta del pueblo, e incluso el chileno Víctor Jara cantó el universal poema de Hernández, El niño yuntero, además de incluir en una canción suya en homenaje al poeta, versos de Viento del Pueblo que también Isabel Parra y Quilapayún cantarían tiempo después.
                Pero si hay una segunda figura que puede jactarse de unificar poesía y música a nivel internacional es Serrat, que dejó boquiabierto al mundo con un magistral homenaje a Antonio Machado, y poco después con el sublime homenaje a Hernández; homenaje que cierra en 2010 con la salida de su segundo disco de canciones del poeta Oriolano, Hijo de la luz y de la sombra.  Lluís Llach interpretaría a Martí i Pol, Màrius Torres, Pere Quart, Josep Maria Andreu, y hasta a Kavafis; Ovidi Montllor a Estellés entre otros, así como Raimon a Salvador Espriu o Joan Timoneda.
                Es lógico entender la mezcla de los dos mundos, ya que son partícipes el uno del otro, y es cierto que son medios que apenas sobreviven entre crisis y crisis, pues, salvo las grandes estrellas de la canción de autor, los cantautores son artistas de públicos discretos, y los poetas, escritores de lectores interesados.

La Canción de Autor y la Universidad:

La Canción de Autor y la Universidad:

La canción protesta española ha ido unida de la mano de las universidades, lugares que en plena década de los 60 y 70, eran hervideros de ideales y convulsiones políticas. Eran el foco de protestas y represiones, donde los estudiantes a menudo entraban con libros bajo el brazo, y salían con piedras en las manos.
                Los cantautores que buscaban enviar un mensaje antisistema sabían bien que no era únicamente el público de grandes teatros y campos de fútbol el que debían conquistar, sino los, patios, aulas y salones de actos de las universidades; y es ahí donde se fraguaban verdaderas semillas, donde los cantautores comprometidos encontraban verdadero sentido a lo que hacían.
Raimon en el Campus de Bellaterra.
                Así, en 1974, Raimon ofrecía un ardiente y emotivo recital en el campus de Bellaterra, que repercutió en toda España, no demasiado antes de su Recital de Madrid (recital que constaba principalmente de cuatro partes, a lo largo de cuatro días, y que la administración de Fraga Iribarne censuró y prohibió una vez realizado el primer recital). Paco Ibáñez, aunque en Francia, llena la Sorbona, lugar de encuentro revolucionario entre la multitud de finales de los 60. En 2007, Paco llevaba a cabo un proyecto que pretendía unir poesía y universidad: Ofreció un largo y memorable concierto en el Palau de Barcelona, el cual fue retransmitido en directo en hemiciclos y salones de actos de universidades de toda España.
En los 70, Víctor Jara ofrecía conciertos en universidades, como por ejemplo el ofrecido en el aula magna de la Universidad de Valparaíso. En las universidades se establecía una comunión perfecta entre el intérprete y el espectador donde el uno se alimentaba de la energía que el otro proyectaba y viceversa, de una forma cíclica.

LA CRISIS DE LOS 80, DÉCADA DE LOS 90 Y LAS NUEVAS GENERACIONES (Hij@s):


 LA CRISIS DE LOS 80, DÉCADA DE LOS 90 Y LAS NUEVAS GENERACIONES (Hij@s):

Los cantautores que dieron fuerza y voz a tantas ideas que hervían en el aire sin dueño concreto, en las décadas de los 60 y 70, y que tan crucial papel realizaron durante la transición [Víctor Manuel y Ana Belén con sus movimientos político-sindicalistas, o el propio Llach con la hiriente canción Companys, no és això (“No és això, companys, no és això; ens diran que ara cal esperar. I esperem, ben segur que esperem. És l'espera dels que no ens aturarem
fins que no calgui dir: no és això.”)], en los 80 sufrieron una dura caída en picado que muchos no resistieron. La Movida llegaba y el rock, el tecno pop, los pelos cardados y las lentejuelas no pretendían tener piedad y, quizá sin saberlo, se acabaron tragando por completo a los tipos de camisa y calcetines blancos que aún usaban guitarras españolas para cantar versos de Neruda.
                Todos resistían como podían, Pablo Guerrero, cantante marginal extremeño llevó una carrera suburbana tocando por locales pequeños y cafés, así como Javier Krahe, a quien auguraba el mismo destino. Algunos aparcaron su carrera en pos de otras motivaciones, como Labordeta; sin embargo había cantautores en alza que se reinventaban con los tiempos y emprendían su carrera en busca de una identidad musical más allá de la mera canción protesta, para acabar enriqueciéndose (en ocasiones incluso demasiado). Serrat no decaía, y seguía arrastrando a tal ingesta masa de gente a sus conciertos; Llach experimentaba y alcanzaba grandes logros musicales, Aute y Joaquín Sabina encontraban su pecera en esa época de los 80 de calles de barro, noches de bares y supieron, sobretodo Sabina, adaptarse a la avalancha de la Movida Madrileña.
Pedro Guerra.
                Comenzaron los 90 y solo los que supieron resistir a la década anterior y quienes no buscaban o necesitaban el gran público, permanecían. Pero entonces llegó la salvación, la primera retaguardia… cuando parecía que el género de cantautores ya solo era un recuerdo de la época del franquismo y que solo era un objeto de culto retro en la imaginería colectiva,… entonces surgieron los jóvenes canarios Pedro Guerra y Rosana. Uno con un estilo tremendamente personal, humano, sincero,… la otra con tintes latinos y reminiscencias de Pablo Milanés alcanzó mayor público comercial. Pero salvando las diferencias, mostraron la luz a seguir, una luz que tardarían en agarrar otras nuevas voces, pero ya era el camino.
Portada de Atrapados en Azul de Ismael Serrano.
                Sin embargo, en esa época ya se estaban empezando a gestar nuevas fuerzas con aires frescos e innovadores,… en los bares madrileños, con los pocos medios de cualquier principiante, voces como la de Antonio de Pinto empezaban a sonar, y un joven discípulo de Pablo Guerrero, alguien que debió aprender a cantar con Y vives con la ventana abierta del cantautor extremeño, y con Silvio y Serrat; el cantautor de la nueva era por excelencia, Ismael Serrano, quien a mediados de los 90 sorprendería al público con su primer disco Atrapados en azul. Un disco soberbio y que marcaba los inicios de una discografía de una calidad sin precedentes en el itinerario de la nueva canción de autor. Rendía culto a sus maestros pero dejaba clara su capacidad musical, su instruida voz y su capacidad como letrista y creador de historias.
Aunque la nueva hornada que ya empezaba a formarse con la llegada a estos cuatro individuos, de gente como Tontxu, presentaba caracteres reivindicativos, la nueva canción de autor ya era canción romántica, canción cotidiana, canción sincera, más que la canción protesta que un día fue, y es que fue acoplándose al cambio de los tiempos y sus necesidades e inquietudes, sin dejar de lado la solidaridad y las luchas por causas que ellos consideraban justas.

Marwan y Luis Ramiro.
Ya en el nuevo milenio, comenzaron a formarse nuevas hordas de cantautores que mucho aprendieron del camino abierto por Serrano y Guerra. Luis Ramiro, un desconocido para el gran público, pero un brillante cantautor que ha sabido coger desde el punto justo un poquito de los cantautores de antaño, el pop comercial, y el indie, con algo de rock. No obstante es imposible hablar de Luis Ramiro sin nombrar a Marwan, compañero de andanzas, tocando juntos a menudo. Marwan, con familia árabe y española, ha sabido mamar de las enseñanzas de su idolatrado Ismael Serrano, o de Serrat.  Éste último comenzó a grabar a principios del milenio discos que recordaban, salvando distancias, a los primeros LPs de Ismael Serrano, y luchando por los niños brasileños, contra las guerras, canciones pícaras y largos y bellos poemas de amor, además de canciones en homenaje a los pequeños ídolos cercanos como los amigos, la familia, y sus propios padres. Sin embargo, aunque las preferencias entre uno y otro están muy divididas y equiparadas, Luis Ramiro contó en un momento de su carrera, tras diez años de patearse bares de conciertos y de ser asiduo, como Marwan, de las míticas salas madrileñas Libertad 8, Búho Real, Galileo Galilei y Joy Eslava, contó con el apoyo de los productores de Joaquín Sabina, denotando una calidad notable en sus dos discos publicados a raíz de ese hecho, Castigado en el Cielo y Dramas y Caballeros, en comparación con sus primeras maquetas, Por no molestar, Rodeado de genios y TristeFeliz. 
Con los dos discos profesionales en el mercado y a falta de dos meses de la salida de El mundo por delante, su tercer trabajo discográfico oficial, han llevado un modelo diferente, la autogestión, al margen de las instituciones discográficas, decidiendo sólo los artistas y esos productores que opinan como él, y vendiendo sus discos en los locales en los que actúa, en algunos centros comerciales y en cada concierto que ofrece. Visto así es normal que surja la pregunta de cómo, por muchos productores de Sabina que tenga detrás, ha podido alcanzar tan tamaña fama entre el público de cantautores,… pues siendo consciente de los tiempos en que vive, y usando cuando está a su alcance,… ferviente crítico de la SGAE, usa todos los canales que internet le puede brindar, myspace, facebook, tuenti, twitter, blog,…abogando la posibilidad de la descarga, no descarta y a veces fomenta dicha posibilidad con su propia obra, colgando muestras y con un carácter permisivo ante las descarga de sus discos.
                Y es que así, y sólo así podemos sobrevivir los cantautores que, como él, estamos a nivel de la calle: promoviéndonos vía internet a falta de canales de ayuda y teniendo en cuenta, como él dice que “es muy difícil acceder a las radios, y los contratos que te propone una discográfica son básicamente una mierda”. En los 70 eran las octavillas, los carteles nocturnos y sobretodo el boca a coba, hoy, los correos electrónicos masivos, los eventos de Tuenti, la propaganda en páginas de myspace ajenas a las tuya, etiquetas de Facebook,…
“Durante el final de los años 60 y principios de los 70, McLuhan acuñó el término aldea global para describir la interconexión humana a escala global generada por los medios electrónicos de comunicación. Es famosa su sentencia el medio es el mensaje.” (Wikipedia). Y es que hoy es así, más que nunca, todos formamos parte de una gigantesca interconexión global generada por los medios electrónicos. Si ayer el medio cantautor era en sí mismo un mensaje, una declaración de intenciones que decía cosas sin necesidad de decir nada, donde lo que importaba era ESTAR AHÍ. 
Así eran los conciertos de Raimon, cargados de pulsión revolucionaria, los de Paco Ibáñez donde todos eran uno sobre el escenario, o los de Llach cuando, antes de ser prohibido en España, su canción L’estaca fue censurada cuando sus consecuencias ya eran imparables y, con solo tocar la melodía surtía un efecto aún mayor, pues decía “Me han censurado la letra, pero no la música, porque es imposible de censurar, y tod@s aquí sabemos qué significan estas notas musicales, sabemos qué mensaje hay debajo, y qué mensaje han dado quienes la han censurado”. No era necesario decir nada, si en uno solo de esos conciertos público y artista se hubieran limitado a estar callados y quietos en un mismo sitio, habría significado el mismo mensaje.

Muerdo.
Hoy, el verdadero aliado de los cantautores de la calle, sin medios de apoyo, es internet, y es que los bares y salas de conciertos están plagados de los cantautores y las cantautoras que las nuevas hornadas y el romanticismo que impregna el recuerdo de los veteranos de los años 70 han inspirado; mendigando pequeños públicos, cobrar si tienes suerte, y si no, tener que alquilar una sala de conciertos y rezar por recuperar con la venta de entradas lo que has invertido, patearte ciudades colgando carteles,…
Hay cantautores y cantautoras que van consiguiendo un renombre como Carlos Cheohuen ,María Rozalén, Arön Sáez, Andrés Lewin, Quique González, veteranos como Tontxu o Antonio de Pinto,… pero aún han llegado al gran público. Pero las calles están llenas de desconocidos.

Una forma básica de no hundirte y comenzar a dar pasos, aunque sean pequeños, es unirte a una asociación, así como empezaron los abuelos de la Nova Cançò con, por ejemplo, Els Setze Jutges. Entonces era una buena forma de acumular fuerza, y aún hoy sigue siendo el mejor modo. 
Berni Castaño.
En todas las grandes ciudades hay alguna, y, por ejemplo, María Rozalén o Arön Sáez surgieron de AMCA (Asociación Murciana  de Canción de Autor, www.murciacacniondeautor.net), asociación a la que yo mismo pertenezco desde hace cerca de tres meses. Asociaciones en que todos se ayudan entre sí y arriman el hombro por un bien común, un poco con el espíritu sindicalista que tanta potencia tuvo en los 70, pero adaptado a los nuevos tiempos. 
Jesús Cutillas.
Entre los actos que asociaciones como ésta proponen son ciclos culturales: ciclos de conciertos en locales asociales cada mes, discos colectivos para ayudar a promocionar a los cantautores que no han conseguido, despegar bien no han querido pasar por ciertos aros. Además se organizan actos conjuntos con la Universidad de Murcia: charlas, seguidas de conciertos; charlas de invitados de la canción de autor de élite como Aute, Krahe, Jesús Cifuentes, o este año, el jueves 27 de Enero, Kiko Veneno, y el jueves 3 de Febrero, Lichis (La Cabra Mecánica), unidos de homenajes por parte de los miembros de AMCA a estos autores. Una vez más queda unida irremediablemente la canción de autor a las universidades, pues el medio cantautor es idóneo para mandar mensajes, para promover la cultura, allí donde las Universidades por sí solas no son capaces de llegar.
                Además, el 26 de Enero organizamos un concierto en Homenaje al poeta, político y cantautor desaparecido el año pasado, José Antonio Labordeta, concierto que se grabará, apoyado por distintos sindicatos. En ese mismo concierto se repartirán ejemplares del disco grabado en concierto, Clave de Sol 7, en Cartagena, en 2010. Éstos son los medios de que disponemos los pequeños reductos para difundir nuestra obra y lo que tenemos que contar. Gente como Jesús Cutillas, Berni Castaño, Muerdo, Cere, Maskarine, Fernando H, y yo mismo, entre otros formamos parte de esta asociación.